domingo, 26 de enero de 2014

Intelectual

Hay palabras que parecen atizadores, cuando son leídas o escuchadas avivan en el lector algún ardor íntimo. Quizá, por ejemplo: ‘democracia’, ‘autoridad’, ‘dios’, ‘Dios’, ‘libertad’, ‘verdad’, ‘éxito’, ‘sexo’, ‘vagina’, ‘semen’, ‘gobierno’, ‘liderazgo’, ‘capitalismo’, ‘comunismo’, ‘estúpido’, ‘sabio’ ‘orden’, ‘caos’, ‘justicia’, etc. Sobre todo cuando refiere a alguna idea religiosa, ética o política a la que se está fuertemente adherido, es decir a una convicción. Las palabras, entonces, no sólo sirven para la mera dicción sino también como hilos que pueden tirar de fibras íntimas en quien las lea. ¿No es acaso fascinante el lenguaje? Sirve para persuadir. Para transmitir información. Sirve para controlar pensamientos, emociones y hasta la conducta de otros. Sirve para crear y expresar cohesión social. También sirve para expresar belleza poética y evocar universos imaginarios. Dependerá de quién lo usa y cómo lo usa.

¿Qué te sugiere la palabra ‘intelectual’? Quizá una mezcla entre pedantería, autoridad, utopía, erudición, aburrimiento, idealismo, ineptitud, liderazgo, elitismo, etc., —dependerá del caso.

Hay dos casos que recién llamaron mi atención. El primero es ‘intelectual’ como alguien que por “leer” páginas dispersas o mirar algunos videos en Internet ya cree que entiende el contenido y enseguida propaga comentarios que no son otra cosa que los mismos prejuicios que ya tenía antes de mirar esa información. El efecto neto fue un aumento en la cantidad de ruido en los medios por encima de la cantidad de señal. Pero, de nuevo, qué es ‘ruido’ y qué es ‘señal’ dependerá del caso y del tema en cuestión.

El segundo caso es ‘intelectual’ como alguien que puede leer, quizá escribir, tiene recursos, como salud y una computadora con Internet —o varias— y es parte de esta compleja y traumatizada sociedad. Estos simples rasgos le hacen un ‘intelectual’ pues, en comparación, tiene más recursos intelectuales a su disposición que el total combinado de los miembros de la monarquía y de la escolástica medieval. Si no usa esos recursos de manera intelectual quizá sea por permanecer inconsciente de lo que tiene en las manos, pero eso no evita que sea un ‘intelectual’ de nuestro tiempo.

Este segundo caso de ‘intelectual’ conlleva una gran responsabilidad ante la sociedad de la cual es parte pues es rico en el tipo de recursos con los que las sociedades resuelven muchos problemas: recursos que permiten la dedicación al cultivo de las ciencias, las artes y las letras. Asimismo, es una enorme tragedia que este tipo de ‘intelectual’ permanezca inconsciente de sus diversas formas de analfabetismo e inerme ante, o cómplice de, lo que perpetúa aquellos problemas. Ese analfabetismo se puede constatar por las graves malinterpretaciones que suelen hacerse de la filosofía, la historia, las ciencias, la educación, o la economía, entre otras materias. Por ejemplo, la torpe noción de que existe el método científico, o la ingenua noción de que la historia es sólo sobre lo ocurrido en el pasado, o que la teología sólo trata sobre religión, o que la economía es lo monetario, o que la educación gira alrededor de la enseñanza y no del aprendizaje.

Pero es necesario distinguir: ¿es este ‘intelectual’ alguien ignorante de que su condición de analfabeta lo hace partícipe de los problemas en su sociedad?, ¿o es alguien inerme ante esos problemas, incapaz de hacer nada?, ¿o es cómplice en tanto que esos problemas tengan efectos anexos que lo beneficien de manera personal, sectorial, clasista o partidista?

3 comentarios:

  1. Esta publicación nos hace recordar el gran poder que tenemos hoy en día y la vergüenza que implica el desperdiciarlo o desaprovecharlo.

    En cuanto a lo que se pregunta, habría que partir de lo que la palabra nos dice directamente. Iría más allá de la lectura y escritura para decir que intelectual es todo aquel que piensa. Si nos dejáramos llevar por la imagen del humanismo lecto-escritor, dejaríamos de lado a personas del tipo socrático, que se dedican puramente a pensar sin necesidad de dejar registros o de adquirir erudición.

    Qué importante será para la retrodidáctica volver a los orígenes de las palabras, para que nos digan otras cosas, fuera de lo convencional. El estudio de las etimologías es un recurso para revolucionar nuestro aprendizaje, útil para revertir el sentido de muchas ideas. Siguiendo el camino que las palabras han recorrido, podemos más fácilmente volver hacia el origen.

    La última pregunta la respondería diciendo que hay intelectuales que no saben que lo son. Hay ignorancia del analfabetismo propio, sí, en muchas personas con potencial mental. Hay problemas que no se pueden resolver por la vía intelectual, pero desde el intelecto es posible al menos saber que no se pueden resolver (así). En cuanto a la complicidad creo que, si existe, es más reducida que la ignorancia. De cualquier modo hay que darse cuenta que los problemas mundiales son complejos: se puede intentar resolverlos, pero no sabremos si nuestra acción es efectiva, mucho menos en los casos que el resultado esperado viene hasta después de que hayamos muerto. En todo caso, lo primero es lo primero: debería ser prioridad salir de la inconsciencia individualmente, empezar por lo más pequeño, por lo inmediato, por lo oportuno.

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    1. Excelente punto: lo intelectual no sólo es lo relacionado con la lectoescritura. Sin embargo, eso es cierto si el concepto de «texto» se limita a lo manuscrito y a lo documental. Más adelante elaboraré sobre la lectoescritura como interpretación de la realidad.

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  2. Hay un grupo de debate filosófico en facebook donde conocí a Marcos y gracias a sus intervenciones en el mismo he logrado lucubrar sobre muchos paradigmas que estaban muy arraigados en mi persona. Gracias a que lo conocí pude dar con este blog y pude ahondar más sobre las disertaciones de esta cavilosa persona. Por cierto esta es la página de facebook donde lo conocí. https://www.facebook.com/groups/53725574823/

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