domingo, 3 de mayo de 2020

«género» y «sexo», anécdota

La siguiente anécdota está directamente relacionada con el tema de este hilo de comentarios.

De joven, recuerdo usar la palabra «género» para referirme a la sexualidad de una persona. Hace algunos años tomé cursos con este autor* para aprender a redactar en español. Ahí aprendí que la palabra «género» no es adecuada para referir la sexualidad de una persona. Para eso el español ya cuenta con la palabra «sexo». Una redacción en español es más clara de esa manera.

* Sandro Cohen.

Aprender eso me hizo reflexionar en que mi equivocación juvenil se podría explicar, en parte, por la influencia de mi medio sociocultural de esa época: tan sólo repetí acríticamente la misma palabra que otros usaban. Así también podría explicar la marcada homofobia que yo tenía de joven: adquirida o contagiada socioculturalmente. ¿No acaso así también se adquieren otros excesos o errores en la sociedad, e.g., misoginias, racismos y demás injusticias socioculturales?

En búsqueda de madurez intelectual, la autocrítica ha sido de ayuda. No sólo para mejorar mi español, sino también para entender que los signos del lenguaje pueden connotar o pueden denotar. El «género» gramatical es un ejemplo de connotación: refiere algo en el mismo lenguaje, i.e., refiere grupos distintos de palabras, e.g., género masculino, género femenino. Por el contrario, la palabra «sexo» es un ejemplo de denotación, i.e., refiere algo afuera del lenguaje, e.g., la sexualidad de una persona.

Por un lado, las connotaciones son parte del estudio del lenguaje. La sexualidad humana, por otro lado, es estudiada por disciplinas diferentes al estudio del lenguaje. Un estudioso del español tiene razón al corregirme en el uso de las palabras del español. Un estudioso de la sexualidad humana tiene razón al corregirme por mi antigua creencia falsa de que sólo existen dos sexos.

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