domingo, 14 de agosto de 2016

Un cambio social sustentable

¿A quién debiera buscar para pedirle cuentas del estado de miseria moral y espiritual de esta sociedad? Si todo cambio social perdurable inicia en un cambio personal de opinión entonces podré encontrar al responsable cada vez que mire un espejo de frente. Ahí podré encontrar al responsable, en parte, del estado de miseria moral y espiritual de la sociedad que habito. La facultad de cambiar de opinión, con el tino y el sentido adecuado, es una facultad relacionada con la facultad autocrítica personal. Pero tales facultades permanecen en estado latente mientras no sean desarrolladas de manera explícita y activa. Para lograr un cambio relevante de opinión se requiere un tipo de destreza que con dificultad es parte de la educación tradicional. Por eso es necesario que el individuo tome el asunto de su propia educación en sus propias manos, Educación y autoconocimiento, como medio para dirigir el cambio social hacia algo realmente sustentable.

A veces cambiar de opinión es muy difícil y muy improbable que ocurra rápido, por todo tipo de razones. Pero, regresemos a los básicos y a la autocrítica: ¿tengo la destreza para cambiar de opinión? Es decir, por ejemplo, ¿sabría explicar por qué esa destreza es importante para una persona que quiere llegar a ser adulto? Claro, aquí no hablo de adultez biológica o cronológica, sino de adultez como un estado de conciencia autocrítica.

Según algunas opiniones, regresar a los básicos y buscar mejores y más atinadas preguntas es cosa de niños y de quienes aún desconocen “la verdad” de la vida pues aún no entran en contacto con el firme terreno de “la realidad” en la que viven quienes ya han alcanzado las alturas de las jerarquías sociales, académicas y económicas. Según esas opiniones, hay quienes ya no necesitan regresar a los aspectos básicos de la ciencia ni de la historia y mucho menos de la filosofía.

Pero, me pregunto, ¿no acaso mucho del progreso moral y del avance técnico iniciaron en diversas formas de recreo —crear o producir de nuevo algo. Divertido, alegre, deleite—?

«Cuando madures búscame, estaré en los columpios.»

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